lunes, 1 de febrero de 2016

CUEVAS de la SIERRA de la GALLINERA

























Estos últimos días los hemos dedicado a explorar algunas de las más importantes cuevas de la Sierra de la Gallinera (Carcabuey), cargadas de pasado, leyendas e historias entorno a un tesoro por allí escondido: el Palanzuelo, los Tocinos y los Inocentes. La primera se localiza en la cara noroeste, al pie de un espectacular tajo; tiene una parte exterior que hace de abrigo, donde destaca la presencia de un conjunto de figuras antropomórficas pintadas de color rojo, una muestra del Arte Rupestre Esquemático. En su parte interior se encuentra la sima, a la que se accede con técnicas de TPV, y cuya dificultad es media-alta. Es una diaclasa de unos 40m de profundidad, con dos pozos independientes entre sí; el que muestra más interés se encuentra en el segundo sector al que se accede instalando un pasamanos, que nos da paso a una galería que nos lleva al pozo de unos 20m. Nos sorprenderá una espectacular colada, y en el punto más profundo, la presencia de un gran tronco posiblemente utilizado arriba para sortear el pozo de entrada; y al final, una pequeña sala con un bello gour fósil, estalactitas, columnas, excéntricas, etc. que invitan a echar un descansito y a hacer alguna fotografía; por cierto, curiosa estampa y nunca mejor dicho por su aspecto, la que presentaba un posible murciélago orejudo muerto y agarrado a la piedra por una de sus garras. Las otras dos cuevas se encuentran en su cara sur, entre romeros, coscojas, aulagas, enebros, etc. otro paisaje totalmente distinto. La Cueva de los Tocinos, es quizás la de mayor recorrido de la zona, y su carácter laberíntico impone un poco cuando estás en faena. No es necesario el uso de cuerdas, pero quizás recomendable el de rodilleras y coderas. En su parte más interna se encuentran algunas pintadas de los distintos grupos que por allí han ido pasando, y una de ellas me causó especial emoción (al contrario de lo que me suele ocurrir), en ella aparecía el nombre un amigo especial, que estuvo por allí en el año 85, y que hace poco nos dejó. Nuestro Gran Quico.  Al final de ésta, se encuentra una espectacular banderola, quizás junto con el gour, la formación más bella. Por último, visitamos la cueva de los Inocentes, justo por encima de la anterior; de las tres la menos atractiva, pero su boca invita a trastear qué esconde en su interior. En todas estas cuevas se han encontrado restos cerámicos, óseos y herramientas del Neolítico; para nosotros además del reto deportivo, es ilusionante poder presenciar la morada, el lugar de culto o la guarida, que en tiempos remotos supuso para nuestros antepasados. Como siempre un lujo la compañía, un saludo y hasta la próxima.

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