La
ruta de hoy tiene especial interés y encanto para mí, por el lugar y por los
buenos ratos allí echados. Hoy les voy a enseñar a mis colegas camperos, una
cuevecita que casi ninguno conoce, y que mi amigo Ventura me enseñó, uno de esos
muchos días que estuvimos de pájaro. Se trata de la cueva del Cencerro, cerca
de la casilla del Majará y de un famoso puesto de pájaro que a él le encantaba
hacer. Me contó que fue refugio de un maqui durante mucho tiempo, y las
muestras de haber hecho candela dentro lo evidencian. Es pequeñita pero muy
cómoda y está un poco escondida, y tiene hasta su ventana. De ahí fuimos en dirección a la Covacha Colorá, pasando por el
viejo cortijo y sorprendidos por la arrancada de un buho real que se nos salió de una encina. Ya en la cueva contemplamos los restos de pinturas rupestres que
nos dejaron aproximadamente hace unos 10.000 ó 5.000 años a.c., antepasados
subbéticos; son figuras antropomórficas de trazo esquemático, que hacían
aquellos artistas mientras pastoreaban de un lado para otro. Después trepamos a
la parte superior de los tajos para luego ir a cueva Humá (ahumada), curioso
lugar también, pues tiene restos de un andamiaje que hace unos cincuenta o más
años, utilizaba un individuo para encaramarse a unas colmenas naturales que
allí criaban y sacarle la miel… Y tras otra divertida excursión de nuevo al
coche, cervecita y hasta la próxima.
¡FELIZ NAVIDAD!