Empezamos
el año, como no podía ser de otra manera, con una dura prueba que nos propone
nuestro sherpa y guía subbético J.A.Morillo, y allá vamos, subir la cima más
alta de la provincia, la Tiñosa,
que a sus 1570m domina majestuosa el paisaje de la subbética. En esta ocasión
la subida la hacemos por uno de los accesos por la cara noreste; con un inicio
duro, llegamos a los tajos, que poco a poco vamos sorteando hacia el este,
hasta llegar a la piedra de Juan Hidalgo. De ahí, nos hacemos un “reportaje técnico” de poses de escalada y
a desayunar, cómo alimenta un bocata en estos parajes. Vemos la cumbre, que nos
sorprende porque parece tener un nuevo look, efectivamente una bandera de
España que alguien ha decidido colocar. Allí ponemos unas palabritas en el
libro de visitas y entablamos una campechana conversación con “el Capitanilla”
un personaje simpático del lugar. Ya para abajo, por uno de los canalizos de la
cara norte, y en ellos como viene siendo costumbre, aprovechamos uno de sus
espectaculares canchales para hacer el descenso característico. Todo bien, no
nos caímos mucho, lo justo para tener ganas de volver. Un saludo.
domingo, 22 de enero de 2012
lunes, 2 de enero de 2012
SUBIDA al VELETA
Hoy 30 de Diciembre de 2011, es
un día que quizás alguno lo teníamos grabado en nuestra cabeza, llegar al
piquito de esa emblemática silueta. Hemos cumplido con ilusión, emoción y
esfuerzo, ese sueño de cualquier buen aficionado a explorar rincones naturales,
subir una de las cumbres más espectaculares de Sierra Nevada; el Veleta (3.392 m), tercera altura
peninsular y cuarta del país. Además, añado un componente más al disfrute de
haber conseguido llegar con tus colegas, que es el de ir captando continuamente
cada vista, detalle, momento… de cuanto acontece, para luego intentar
transmitir las emociones vividas; mi cámara y yo, vamos juntos.
Llegamos a la Hoya de la Mora (2500m), que es nuestro
punto de partida. Allí aparcamos en una
gran explanada; hace un frío de perros, la cosa pintaba mal, salir del coche y
casi se nos congelan las manos, no hay tiempo para tonterías, nadie habla, todo
el mundo a abrigarse cuanto antes. Desde allí se divisa el Veleta, una cara
blanca y la otra negra; pues, andando cuanto antes que entremos rápido en
calor. A los pocos minutos llegamos al altar de Nuestra señora de las Nieves,
que dibuja una bella estampa con el sol despuntando y el Veleta al fondo; y
vemos una curiosa imagen, de un antiguo observatorio, que parece sacado de un
cuento. Seguimos casi en línea, buscando las veredas, que pronto se convierten
en huellas de pisadas, el camino se tiñe de blanco y nos ponemos los crampones
que hagan su trabajo. Siempre viendo el Veleta, cada vez más cerca, paciencia y
a ver si podemos llegar. Intentamos esquivar el viento, principal enemigo, que
diferencia cuando lo evitamos, parece que vamos a tener un magnífico día; ojala
no pegue mucho arriba. Empezamos a ver esquiadores, Prado Llano al fondo y
Borreguiles a nuestra altura, cuanta gente, parecen hormiguitas que no paran de
moverse de un lado para otro. Para mí es una sensación extraña, subir a un
lugar tan mítico, va unido a la soledad del montañero, aquí tienes gente por
todos lados, empezamos a aproximarnos a las pistas más altas, para expertos
esquiadores que nos deleitan con sus movimientos virtuosos. La verdad es que se
nos hace muy entretenida la subida, casi nos plantamos en el último collado, y
sin darnos cuenta, bueno el esfuerzo y la altura empiezan a hacer mella. Aquí
se empina la cosa, ¡qué mal suena ésto!, corrijo, ahora el desnivel se hace más
fuerte, ¡ánimo, qué ya queda menos!. Las vistas son un verdadero disfrute, se
divisa toda la estación de esquí, la ciudad de la Alhambra al fondo,
infinitas montañas, al noroeste la silueta de los picos de nuestra Subbética;
el mar al sur, con un curioso reflejo cálido amarillento… esto es lo que nos
regala este día tan espléndido. En el último tramo Carmen y J.A. Morillo, pegan
un tirón que nos pone a todos en órbita, el camino se pone algo de peligroso,
una pendiente considerable, no vale tropezar. Ya llegamos, ¡qué punzadas me da
la cabeza!, éstos dos desaparecen y el niño que es una máquina también, y
además por otro lado. Los veo, parece que ya han llegado, se ve el poste
geodésico que engalana la cumbre, queda un último repecho… ya estamos arriba,
¡que lujo!, ¡qué vistas!, el Mulhacén, la Alcazaba, los Machos…casi se pueden tocar. Nada
de viento, ¡no puede ser!; besos, fotos y hasta vamos a comer aquí, hay que
disfrutar al máximo del lugar. Esto se ve pocas veces…respiramos profundo y
trescientos sesenta grados de vistas para grabar en nuestra retina, y de
vuelta. La próxima vez, intentaremos llegar al Mulhacén…¡verdad!, Bautista, Mª
Carmen, Juan, Paco, Carmen, J.A. Morillo, Elena y J.A. Morillo “junior”. Un
saludo, y espero que os guste, y ¡FELIZ AÑO!
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