Verdaderamente apasionante
es echar un día trapicheando este complejo llamado Hundidero-Gato. Se sitúa en el ámbito del Parque
Natural Sierra de Grazalema, aunque el sistema se encuentra íntegramente en la
provincia de Málaga, concretamente atraviesa la Sierra del Algarrobo de
norte a sur. Posee dos bocas de entrada al complejo, una la cueva de Hundidero;
denominada así por el gran desprendimiento que rodea a esta entrada y que
se encuentra en el término municipal de
Montejaque. Otra la cueva del Gato, que en realidad no es más que la
salida del agua de este enorme sistema y se sitúa en el término Municipal de
Benaoján; se denomina así por el parecido de su entrada a tan semejante felino.
Esta gran caverna es el curso subterráneo del río Gaduares que se sumerge en la
garganta de Hundidero para reaparecer tras 4 kilómetros de curso
hipogeo por la boca de la Cueva
del Gato.
Como dato curioso
comentar que en los años 20 la Compañía Sevillana de Electricidad realizó la
construcción del Pantano de los Caballeros. Un inadecuado estudio geológico dio
al traste con toda la obra, ya que toda el agua embalsada durante la estación
de lluvias se filtraba al poco tiempo en el subsuelo haciendo absolutamente
inútil la presa. Para paliar esta anomalía la compañía emprendió una serie de
obras en el interior de la cavidad con el propósito de retener estas pérdidas
hídricas, objetivo que en ningún modo se vio cumplido, dada la porosidad de la
piedra caliza. Hoy podemos contemplar en todo su trayecto la calamitosa obra,
con restos de hierros, alambres, maderas, pasarelas, etc. que le dan un aspecto
bastante siniestro al recorrido.
Haré una breve
descripción de cómo es la travesía, accedemos por la boca de Hundidero, una
gran galería principal que nos adentra a
los primeros lagos que atravesamos nadando; me cuenta mi amigo José Ballesteros
o Antonio el “Bolas”, cómo hacían antes con las barquillas hinchables todo este
trayecto, entre 15 o 20 horas tardaban, ¡qué sacrificio!. Los trajes de neopreno
han solucionado este problema entre 4 y 6 horas se acaba la ruta, ¡cómo ha
cambiado la cosa!, aunque digo yo: también tuvo su punto en aquella época
haberlo hecho así. Alternando, algún rapel o salto de poza, con lago o pasamanos,
vamos descendiendo, hasta llegar a la galería de los Órganos, preciosas coladas
que nos conducen a la sala de los Gours, auténticas bañeras calizas que se
forman a modo de bancales. De ahí pasamos a la galería del barro o Ciénaga, muy
divertida, pero ¡cuidado de no perder alguna bota!. Llegamos a la Plaza de Toros, llamada así
por su forma circular y su enorme tamaño. Se continúa por un área de bloques y
pasos encajonados que tras algunos lagos llegan a la gran Estalagmita. Más
lagos y galerías semi inundadas llevan hasta el denominado Cabo de las Tormentas,
conjunto de galerías inundadas que alcanzan los 200 metros de recorrido,
y donde se generan fuertes vientos. A partir de aquí, un gran desfiladero
conocido como Galería del Aburrimiento, nos conduce hasta la Sala de las Dunas, llamada
así por la gran cantidad de arena fina acumulada. A continuación una enorme
sala con grandes caos de bloques y paredes de enormes dimensiones, nos acercan
hasta el tramo final, compuesto igualmente por lagos encajonados y marmitas de
afiladas aristas que dificultan su paso, para dar al fin con la salida por la boca
del Gato, donde das el último salto de poza que está ya en el exterior, y donde multitud de
gente estaba tomando el solecito y curioseando. Por cierto no estaban los
civiles, si tienes permiso, como llevábamos nosotros no pasa nada, pero si no,
te empapelan, ¡la cosa está así!
Como podéis
comprobar, en esta ocasión el reportaje gráfico es bastante pobre, ¡lo siento!,
para la próxima ocasión, que ya sabemos de qué va esto iremos más preparados y
le diremos a los acompañantes que tengan paciencia.