Como ya os comenté en una entrada anterior tras la visita
que hicimos a esta hermosa cueva, la variedad de formaciones y la cantidad de
matices de colores que éstas poseen hacen que sea uno de los rincones naturales
más bellos de nuestro entorno. En esta nueva visita, tuvimos el placer de
disfrutar de un rincón para nosotros desconocido, que bien se podría llamar “la
sala de las calabazas o del lago”, con espectaculares espeleotemas de posible
origen hidrotermal, delicadas coralinas, pequeños gours, variadas estalactitas,
estalagmitas, banderas, distintas marcas de los niveles freáticos y
una espectacular colada. Si Begoña es en general un lugar extremadamente frágil,
por la delicadeza de algunas de sus formaciones, éste podría ser su santuario,
de manera que como siempre he de recordar que las visitas a estos espacios naturales han
de ser siempre con el máximo cuidado y respeto, ¡ya sabes!, no pisar nunca por donde puedes hacer daño, y procurar
siempre, aventurarse sin modificar su estado natural, su propia natuarleza hace que haya de por sí cierta destrucción como podemos comprobar en esta sala. En esta ocasión tengo que
darle las gracias a Pakillo, Triku y José, que por su espíritu aventurero, he
tenido el placer conocer otro rincón mágico, de los que difícilmente te podrás
olvidar. Un saludo.
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