lunes, 6 de julio de 2015

EL TORCAL DE ANTEQUERA

De  nuevo el paisaje andaluz nos sorprende gratamente con sus delicadas formaciones. En esta ocasión tuvimos la suerte de ser acompañados por José Antonio y su gente, del grupo “Los amigos del Torcal” que nos hicieron una ruta muy completa de lo que es el Torcal; algo singular, lleno de variaciones geomorfológicas.
El Paraje Natural de El Torcal se caracteriza por un impresionante paisaje Kárstico, cuya formación es debida a un proceso de cientos de millones de años, cuando se encontraba sumergido bajo el mar de Thetis. Cuando éste desaparece, los sedimentos marinos que se han ido acumulando y compactando en diferentes niveles, son comprimidos, deformados y fracturados hasta emerger en un lento y continuado proceso. Una vez emergido el relieve, la acción prolongada de los agentes meteorológicos como el agua, el hielo y el viento sobre la piedra caliza, esculpió el asombroso paisaje kárstico de El Torcal de Antequera. Además, este tipo de terreno se traduce también, en un conjunto de numerosas cuevas y simas, torcas o dolinas, sumideros, navas, etc., que le dan aún más un plus de interés.Recientemente he visitado la “Ciudad Encantada” (Cuenca), un paraje de características similares; zona que estuvo también bajo la influencia del mar Thetis, y al igual que aquí, cada una del las formaciones con las que te ibas encontrando te podían ir sugiriendo algún objeto, animal o personaje de nuestro entorno habitual; de hecho, las más significativas fueron bautizadas en su momento con nombres como la “tortuga”,  “la cara”, “los hongos”, “Los osos”, etc., que  utilizan como reclamo  para los visitantes. De manera, que  uno de nuestros objetivos era visitar algunas de las  formaciones referentes; “Las siete mesas”, “El sombrerillo”, “El cáliz”, “El azucarillo”, etc. entre las miles que nos animan a ir dándole nombre, por cada uno de los rincones por los que vas caminando. Sin duda, cada metro que avanzábamos, tenía algo que mostrar, enormes fósiles en positivo o negativo de ammonites, cuevas o simas como “la  sima del chaparro”, “ sima rasca” una de las más profundas del entorno; restos de construcciones de pastores y canteros que desde los romanos han ido dejando su huella , dolinas, corredores, agrios, etc.; abundante flora y vegetación; y como no, la presencia del buitre leonado y  la cabra montés. Un lujo, haber participado de esta ruta, que esperamos repetir, y de la que poco a poco iremos familiarizándonos con cada uno de sus nombres.  Por cierto, algún “destrepe divertido” tuvimos que hacer hasta llegar a “El cáliz” y luego salir de éste.
¡Gracias, y hasta la próxima!.

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