El pasado sábado tuvimos el placer de participar en una de las actividades
que la Fundación de la Cueva
de Nerja tiene destinada para el turismo activo, una ruta apasionante de
espelo-aventura, por zonas de la cueva de acceso restringido hasta ahora, solo para
estudiosos de esta obra natural. Un recorrido emocinante de unas cinco horas por las Galerías Altas y parte de las Nuevas
de la cueva; tras los pasos de aquellos pobladores, que dejaron su huella
artística con sus pinturas, y que posiblemente, según estudios recientes, sean
unas de las manifestaciones plásticas más antiguas de la humanidad. La
representación de unas focas que podrían
tener una antigüedad de unos 42.000 años, según los análisis de los
sedimentos orgánicos hallados en sus proximidades y que hubieran servido como
iluminación para su realización, planteando así la controversia de que pudieron
no haber sido hechas por el Homo Sapiens, y sí por el Homo Nearthentalis, dando así un vuelco
antropológico de suma importancia. Como es lógico no pudimos verlas, está prohibido, pero sí estuvimos a muy pocos metros, y de
alguna manera sentimos un cosquilleo en nuestro cuerpo de cómo en un lugar tan
oculto y lejano de la entrada, pudieron
aquellos humanos plasmar esas imágenes. Sobran las palabras de la inmensidad de
sus salas, de la magnitud de sus columnas, de la diversidad de sus
espeleotemas, las imágenes ilustran (aunque justas de calidad) más que de sobra lo vivido en ese
día. Agradecer a Rubén, Antonio, Carlos, Pancho, Rosa y Antonio, la amabilidad
prestada, su simpatía y el buen ambiente que desde el primer momento
transmitieron a todo el grupo, teniendo en cuenta la inexperiencia de algunos
de los miembros de la excursión, y como no, deseosos de repetir pronto,
incluidas “las cañitas y las tapitas”. Un saludo.
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