viernes, 4 de septiembre de 2015

SIERRA NEVADA






















Nuevamente hemos afrontado el reto de enfrentarnos a la montaña en estado puro, con todo su esfuerzo y recompensa. Parajes abruptos de roca desnuda, caminos resbaladizos, empinados y casi imposibles, ascensos y descensos continuados, sol y nubes, calor y frío, belleza en estado puro; y todo ello gracias a la compañía de Rosa, kisko Luis, Antonio, José y Canelita, así la montaña es aún más grande. En esta ocasión nuestra jornada por Sierra Nevada, se ha realizado en dos rutas, pues Antonio y yo, hemos estado sólo una noche y los demás dos. Aún así, igual de satisfechos.
Dejamos los coches en la Hoya de la Mora, donde tomamos el mini bus lanzadera que nos llevó hasta las Posiciones del Veleta. Aquí comienza la ruta, dura y exigente. Desde aquí bajamos por el llamado Veredón Superior al Corral del Veleta, antiguo circo glaciar, donde se imponen enormes paredones; para ya, andar por las caras nortes hacia el este; nuestro objetivo llegar a Siete Lagunas pasando por el Vasar del Mulhacén. Del Corral, pronto empezamos el ascenso al Collado de Veta Grande (2983m), primer esfuerzo considerable por el desnivel que presenta. Descanso, a reponer y a disfrutar de las vistas. Volvemos a bajar, nos adentramos en el Corral de Valdeinfierno, a la derecha imponente el Cerro de los Machos (3329m) y más adelante, los Crestones de Río Seco. La ruta está marcada por el tránsito veraniego, y nos lleva a dos preciosas lagunas; la Gabata, realmente bonita, y la más grande de las lagunas de Sierra Nevada, la Laguna Larga. Se encuentran en un entorno muy acogedor, lo que nos hace volver a detenernos, el momento lo merece, y de camino a pizcar algo; mientras tanto Canelita, prueba la temperatura del agua. Reanudamos la ruta, otro sube; ahora ascendemos al collado de Juego de Bolos, arriba nuevas vistas que merecen otro rato de disfrute; espectacular cara norte del Mulhacén, con su vasar que desde aquí acojona un rato, y por donde pasaremos pronto; abajo la laguna de la Mosca; más al este, el puntal de Siete Lagunas, la Alcazaba, el Goterón, Vacares… Nos dirigimos al Collado del Ciervo, en dirección sur-oeste intentando no perder nivel, pronto estamos en la cabecera de entrada al Vasar. Un caminito estrecho y sinuoso, al que hay que tenerle respeto, porque un resbalón te puede costar caro, y alguna que otra piedra, pequeña o grande como vi yo caer, puede arrastrarte al vacío. Un pequeño riesgo, que merece la pena tener, pues a mitad del trayecto, tenemos además, una pequeña surgencia llamada la fuente del Viejo Lobo, con un agua fría y cristalina, un lujo a tres mil metros. Posiblemente sea la fuente más alta de la península. Salimos por un collado que nos da vista al sur, a las Siete Lagunas, nuestro destino de la primera noche. La perra hizo su trabajo, mantener a raya a los zorros; utilizan el descanso de la noche para quitarte cualquier cosa que dejes.

Al día siguiente Antonio y yo, volvemos a los coches, nuevamente atravesando el Vasar del Mulhacén, hacia la Caldera, de ahí a la Carihuela y a la Hoya de la Mora, un paseíto. José y compañía, se dirigieron a la Alcazaba, bajaron por el Goterón donde, como hecho curioso encontraron restos del avión que en los años sesenta se estrelló en la zona. Atravesaron el Vasar de la Alcazaba, de ahí hacia la laguna de la Mosca, para después salir por donde entramos el primer día; Juego de Bolos y a la laguna Gabata, donde hicieron noche. Al día siguiente volvieron por los mismos pasos, aunque salieron por el Veredón Inferior, que por un sendero bien marcado les llevó a los coches. Otra experiencia formidable, aunque dura, te deja el gustillo durante varios días, de recordar cada uno de los momentos, rincones y postales que has vivido. Un saludo y hasta la próxima.
























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